Cantidad de Litros de agua para producir
un kilogramo de arroz
¿Sabías que
para hacer una simple hoja de papel se gasta medio litro de agua? (324 lt por
kg de papel)
Se inventan
días para todo, pero hay algunos que son para tener en cuenta (tomar conciencia
es mucho). Es el caso del día del agua, y donde, aunque pensemos que cualquier
acción nuestra es tan pequeña que no hará ningún cambio, la realidad es que sí
importa lo que hagamos. Imagina qué bien le vendrían 324 litros de agua a un
agricultor que está sufriendo la sequía ahora. Y qué bien nos haría a nuestros
bolsillos y al de los más pobres tener alimentos más baratos.
Marca de
Agua (Water Footprint)
La marca de
agua es un cálculo de cuánta agua se usa y/o contamina para producir un
determinado producto.
Para
producir::
1 kilo de
pan, se gastan 1600 litros de agua
1 kilo de arroz, se gastan 2500 litros de agua
1 litro de cerveza, se gastan 300 litros de agua
1 kilo de carne de vacuno, 15400 litros de agua
1 kilo de arroz, se gastan 2500 litros de agua
1 litro de cerveza, se gastan 300 litros de agua
1 kilo de carne de vacuno, 15400 litros de agua
Sip, 20000 litros de agua para fabricar una computadora. Esto por la
producción de los metales y baterías, que consume bastante agua.
Nota: los valores que posteo son referenciales. En algunos casos depende mucho del tipo de producción. Un litro de vino consume 960 litros de agua (para las parras y limpieza de cubas y centrífugas mayoritariamente) si se produce en forma tradicional. En Chile, por el riego por goteo y plantaciones en desnivel, algunas viñas consumen menos agua.
Nota: los valores que posteo son referenciales. En algunos casos depende mucho del tipo de producción. Un litro de vino consume 960 litros de agua (para las parras y limpieza de cubas y centrífugas mayoritariamente) si se produce en forma tradicional. En Chile, por el riego por goteo y plantaciones en desnivel, algunas viñas consumen menos agua.
La huella hidrológica se centra exclusivamente en
evaluar las necesidades directas e indirectas de agua para sustentar el estilo
de vida de una persona, ciudad, región o país. Está evaluada en metros cúbicos
o miles de litros por persona o producto. Conceptos como éste nos dan una idea
más aproximada del uso que hacemos de este valioso recurso, pues no sólo se la
ingesta hecha del líquido que sale de los grifos:
1 vaso de leche: 200 litros
1 taza de café: 140 litros
1 taza de té: 30 litros
1 huevo: 135 litros
1 manzana: 70 litros
1 kg de res: 15.000 litros
1 hoja de papel A4: 10 litros
1 camiseta de algodón: 4.100 litros
1 taza de café: 140 litros
1 taza de té: 30 litros
1 huevo: 135 litros
1 manzana: 70 litros
1 kg de res: 15.000 litros
1 hoja de papel A4: 10 litros
1 camiseta de algodón: 4.100 litros
Para calcular la huella hídrica de los países se toman en cuenta varios factores: el volumen total del consumo (producto nacional bruto per cápita), la dieta alimenticia y el uso de productos industriales (por ejemplo, un país que consuma mucha carne tendrá mayor huella que aquel donde sea menor ésta). El clima también es relevante, porque en regiones más calurosas, donde el agua se evapora más rápido, se necesita mayor cantidad de agua para los cultivos o la baja eficiencia agrícola en el uso del agua de algunos países. La huella hídrica incluye tanto el agua superficial como la subterránea, sin olvidar el uso de la humedad del suelo para fines agrícolas.
El concepto de Agua
Virtual fue precisado por Hoekstra (Holanda) y Chapagain (Nepal), a través de
varios estudios. Uno de ellos midió cuánta agua virtual movilizan 356 productos
en el comercio internacional (1997-2001) y de ahí surgió el término, porque no
solamente se trata del agua necesaria para producir el bien, también se
contempla la requerida en el traslado de éste de un lugar a
otro.
Para tomar café, el mundo
necesita 120 mil millones de m3 de agua virtual al año, sólo para el
cultivo. El 2 por ciento del agua utilizada para cultivos en el planeta está
destinada al café. Entonces, en términos de agua virtual, es el producto
agrícola más importante que se comercia a nivel mundial; llenar una taza de
café, requiere 140 litros de agua. Esa es su huella hídrica. En cambio, una
taza de té, según Hoekstra y Chapagain, requiere 30 litros, que en su mayoría,
provienen de las lluvias, evitando así el uso de riego (que requiere de
reservas acuíferas, agua embalsada o una parte del caudal de un río). Entonces,
es más sustentable el consumo de té que el de café, en el sentido de la huella
hídrica.
Otro caso es el trigo:
para producir un kilo se requieren 1.300 litros de agua (huella hídrica). Pero
algo curioso ocurre con este cereal: su cultivo consume, anualmente, 790 mil
millones de m3 del agua mundial; equivale al 12 por ciento total del utilizado
para los cultivos, sólo superado por el arroz. Eso es altísimo; sin embargo,
proporcionalmente no es tanta agua virtual, la que mueve internacionalmente.
Esto se explica debido a que el pan es de consumo prácticamente local.
En cambio, un kilo de
arroz blanco requiere 3.400 litros de agua virtual; pero sería menos demandante
para el medioambiente consumir arroz integral, cuya huella hídrica es de 2.300
litros de agua por kilo. De cada kilogramo de arroz integral se extraen 0,67 kg
de arroz blanco. Ahora bien, el flujo de agua virtual relacionada con el arroz,
en todas sus formas, a nivel planetario, es de 75 mil millones de m3 al año por
lo que su impacto sobre el medio ambiente es heterogéneo. Por ejemplo, la
producción de arroz en China utiliza mucho riego, a diferencia de India, donde
la lluvia es más determinante y reduce la presión sobre las reservas hídricas;
paradójicamente, la producción de arroz en Tailandia es de 2,5 T/ha (tonelada
por hectárea), mientras que la media mundial es de 3,9 T/ha.
El algodón es un caso
alarmante, la fabricación de una polera de éste requiere 2.700 litros de agua,
de este volumen el 45 por ciento es producto de riego, 41 por ciento de lluvias
y 14 por ciento agua que se usa para diluir los residuos que resultan del uso
de fertilizantes en los campos algodoneros o derivados químicos en la industria
textil. El impacto nefasto por cultivo de algodón se nota, por ejemplo,
en Uzbekistán y Asia Central, donde la irrigación intensiva de esta fibra
vegetal ha provocado una reducción grave del Mar de Aral en cuyo interior se ha
reducido, desde la década de los años sesenta, a tres lagos. Lo que queda de él
está ubicado entre Kazajstán y Uzbekistán.